La debacle de Biden en el debate hunde a los demócratas en el pánico y abre un interrogante impensado
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WASHINGTON.- Pánico. Desazón. Perplejidad. El primer debate presidencial entre Joe Biden y Donald Trump dejó a los demócratas atónitos y en crisis ante la penosa actuación de Biden, una debacle jamás vista. El equipo de Biden había llegado a Atlanta con la esperanza de capitalizar un triunfo para quebrar el virtual empate en las encuestas y abrir el camino a la reelección. El presidente y su equipo dejaron el escenario con un problema nuevo: cómo contener la hemorragia y enfrentar el tsunami de demandas para que dé un paso al costado.
Las primeras horas posteriores al choque mostraron a los demócratas aturdidos, divididos. Biden, su campaña y sus aliados hacían lo posible para contener el daño de una actuación para el olvido. Ya desde el arranque, con su voz ronca y deshilachada, Biden zozobró, nunca logró hacer pie y terminó por amplificar las dudas sobre su edad y su vitalidad para aguantar la presidencia otros cuatro años. Pero por lo bajo, donantes, estrategas, operadores y congresistas en el Capitolio ventilaban en la prensa, en off the record, un escenario impensado horas antes del choque: pedían que Biden se baje, y los demócratas busquen otro candidato.
“Creo que lo hicimos bien”, dijo Biden, ya pasada la medianoche, al responder preguntas de la prensa en un local de la cadena de comidas Waffle House, donde fue junto a su mujer, la primera dama, Jill Biden, a buscar comida para los empleados de su campaña. Pocos a esa hora coincidían con ese análisis. “Es difícil debatir con un mentiroso”, intentó el presidente.
Biden stops at an Atlanta Waffle House after the debate.
Reporter: Do you have any concerns about your performance?
Biden: No. It’s hard to debate a liar. pic.twitter.com/aMA0zeKBsP
Ya a esa hora, sus aliados hacían control de daños. La vicepresidenta, Kamala Harris, y el gobernador de California, Gavin Newsom, fueron las dos primeras figuras del universo Biden que salieron a defenderlo en entrevistas televisivas apenas terminó el debate, en un esfuerzo por torcer una narrativa que ya estaba instalada incluso desde antes de que terminara el choque. La campaña de Biden salió a instalar, con el debate a la mitad y después de una arranque muy flojo, que el presidente estaba resfriado. Fue inútil.
“En primer lugar, lo que vimos es que el presidente hizo un contraste muy claro con Donald Trump en todos los temas que le importan al pueblo estadounidense. Sí, hubo un comienzo lento, pero hubo un final sólido”, intentó defender Harris en una áspera entrevista con CNN. “Y lo que quedó muy claro a lo largo de la noche es que Joe Biden está luchando en nombre del pueblo estadounidense. En sustancia, en políticas, en desempeño, Joe Biden es extraordinariamente fuerte”, continuó.
Newsom les habló directamente a los demócratas que entraron en pánico: “Creo que es inútil y creo que es innecesario. Tenemos que metenernos y mantener la cabeza en alto. Y como digo, tenemos la espalda de este presidente, no se le da la espalda por una sola actuación. ¿Qué tipo de partido hace eso? Ha sido una clase magistral”, afirmó sobre la presidencia de Biden.
Biden llegó a Atlanta con una misión prioritaria: despejar las dudas sobre su salud mental y su vigor para soportar cuatro años más en la Casa Blanca. Fracasó estrepitosamente. Desde el arranque, con voz débil, el presidente mostró enormes dificultades para reaccionar y responder a los ataques de Trump, defender su gestión o para articular sus propias posiciones con claridad, contundencia y coherencia. La estrategia diseñada por su campaña de adelantar el debate, encerrarse una semana en la residencia oficial de Camp David para prepararse, y marcar un contraste nítido con Trump se escurrió como arena entre los dedos con cada tropiezo que amplificó las inquietudes por su edad. En un tramo del debate, Biden se enredó –le ocurrió más de una vez– al responder sobre la frontera, y Trump, rápido de reflejos, asestó el golpe más claro de la noche: “Realmente no sé qué dijo al final de esa frase. No creo que él sepa lo que dijo tampoco”, dijo.
Biden tartamudea y Trump se lo recalca“Los demócratas consideran lo impensable: es hora de que Biden se vaya”, era el título que abría la edición del sitio Politico esta madrugada, un artículo plagado de declaraciones en off the record de estrategas y operadores demócratas que ofrecían un brutal diagnóstico sobre el desempeño del presidente. Era literalmente imposible encontrar una lectura positiva acerca de Biden. Dos de los columnistas más notorios del New York Times, Nicholas Kristoff y Tom Friedman, escribieron directamente que el presidente tiene que dar un paso al costado, y los demócratas deben buscar otro candidato. (Friedman es, además, amigo de Biden.)
La debacle comenzó apenas Biden comenzó a hablar con voz temblorosa. Apenas habían pasado unos minutos cuando resultó evidente que Biden, pese a las reglas ideadas por su campaña para blindarlo, jamás encontraría una versión convincente, aun en los temas que le daban una franca ventaja. En un tramo sobre la deuda pública, Trump ninguneó la pregunta y habló de la frontera. Era su estrategia. Biden se enredó, confundió “multimillonarios” con “millonarios”, y terminó con una frase inentendible: “Podemos hacer que cada persona solitaria… sea elegible para lo que he podido hacer con, eh, con el Covid, o disculpe, con lidiar con todo lo que tuvimos que ver con, eh… Mire, si finalmente vencimos a Medicare”, dijo Biden, antes de ser cortado por uno de los moderadores.
Donald Trump: “He’s right, he did beat Medicare, he beat it to death.”“Si venció Medicare, lo venció hasta la muerte. Está destruyendo Medicare”, asestó Trump ágil, rápido de reflejos, enérgico, y firme, una imagen que dejó el contraste que buscaba, aun cuando desplegó las mentiras y exageraciones de siempre.
